(Traducido líbremente por Antonio Trigo Oliver)

Hace mucho tiempo, desde el valle del sol,
vino el santo poder,
cuando los dioses eran uno,
buscando un nuevo hogar,
buscando esta tierra.

Guiados por las estrellas,
y por una visión que habían tenido,
los pilares del templo,
en estas colinas de verdor,
profundamente enterrados en el interior,
para que sólo nosotros los encontremos.

Es el rugido del viento,
el poder del sol,
la fortaleza de mil arcos.
Y aquellos que cerca de ellos de nuevo,
los temerán de nuevo.
Y están aquí, en el corazón de la rosa.

Pintado en el cielo, estaba el momento de despertar.
Todo lo que yace dentro de ti,
como esta aurora, deberá romper.
Con esa fuerza despertada,
nada puede alzarse antes.

Esta es la hora, ahora es el momento;
conducido por el más puro amor,
te di el mío,
todo lo que debemos ser
es todo lo que vemos.

Es el rugido del viento,
el poder del sol,
la fortaleza de mil arcos.
Y aquellos que cerca de ellos de nuevo,
los temerán de nuevo.
Y están aquí, en el corazón de la rosa.

Son los árboles en la tierra,
son los ríos que corren,
y a través de nosotros este secreto fluye.
Y ahora nuestro destino llama,
lo recordarás todo.
Y están aquí, en el corazón de la rosa.

Nuestro amor nos ha juntado,
y es nuestro amor lo que continuará eternamente.
No hay amor ...
(que pueda hacerse uno antes de que sea el momento).

Es el rugido del viento,
el poder del sol,
la fortaleza de mil arcos.
Y aquellos que cerca de ellos de nuevo,
los temerán de nuevo.
Y están aquí, en el corazón de la rosa.

Son los árboles en la tierra,
son los ríos que corren,
y a través de nosotros este secreto fluye.
Y ahora nuestro destino llama,
lo recordarás todo.
Y están aquí, en el corazón de la rosa.